Por Damián Javier Lazota |
MADE IN ASIA
No es un documental brillante de
aquellos que uno puede deslumbrarse con información que desconoce,
pero sirve para abordar un tema tan sensible como la explotación
laboral, o más aún, la esclavitud en el siglo XXI.
Por momentos -el documental escrito
y dirigido por Nicola Graef y transmitido por la TVE- parece una
mala publicidad a favor de la multinacional Adidas instalada en ese
país, donde muestra las condiciones en las que viven sus
trabajadores alegando que podrían estar peor.
William Anderson, jefe del departamento
de Asuntos Sociales y Ambientales del grupo Adidas no deja de
justificar los malos salarios que paga a sus empleados y dice;
“no creo que con los sueldos que les
pagamos les estemos explotando, podrían ser mas elevados pero para
ello habría que pasar por las instituciones y sistemas de cada país,
porque sino se crea aún más confusión”... los
trabajadores pueden o no sentirse más o menos explotados, pero
siempre serán explotados.
Por su parte, Harry Nurmansyah, también
del departamento de Asuntos Sociales y Ambientales del grupo Adidas
reconoce;
“el salario mínimo no sirve más que
para satisfacer las necesidades más vitales de los trabajadores”
pero aclara “una vez más depende de cómo se gastan el dinero”...
intento interpretarlo y nuevamente desde el lugar de explotador, de
alguna manera se victimiza y advierte que ellos no son responsables
de cómo gastan su salario los trabajadores. Ningún trabajador que
gane lo que los explotados de Asia, es libre de disponer qué hacer
con su dinero. Es obvio que lo usará para alimentarse, el alquiler,
algo de ropa y si le sobra... olvídense, nada les sobra a estos
trabajadores.
Ya lo decía Nicolás Guillén, el
genial poeta cubano; “me matan si no trabajo y si trabajo me
matan”.
Está claro que Indonesia tiene una
precarización laboral que le es funcional a las empresas que allí
están instaladas y la empresa en cuestión es la que se muestra en
regla según las precarias leyes laborales del país asiático,
apareciendo como damnificada por no poder dar un mayor aumento a sus
trabajadores.
Argentina, lejos de la precarización
laboral asiática, también tiene trabajadores que padecen la
explotación en términos de esclavitud. La Alameda, una organización
social que salió a la luz por denunciar trabajo esclavo puede dar
testimonio de las condiciones laborales que se dan en algunos casos.
Pero este será tema a desarrollar en otra oportunidad.
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